Desde que llegué a Aarhus, quería verte, quería conocerte y saber de verdad como eras. El día que nos conocimos no dejaste de mirarme, en cada paso que yo daba sentía tu mirada. En cada piso que subía, tú me seguías. Eres Increíble. Creas emociones que son difíciles de describir en dos líneas o quizás cien, difíciles de expresar con un gesto o una mirada. Eres Tanto. Cuando me faltaban los últimos cien metros, sentí que también me faltaba la respiración. Los últimos pasos hacia ti son lentos, para verte hay que tomarse las cosas con calma. Te mereces que el tiempo no cuente, que no importe nada más sino solo el hecho de mirarte a los ojos. Eres Irreal. Te miro, te miro y te re-miro, la piel el vello superfluo que solo los niños pueden tener, las venas, los plieguecitos de la piel. Eres Magnifico. Cuantas vueltas habrás dado por el mundo. Cuanta gente habrás visto y cuanta gente te habrá visto. Tú sigues ahí, con tus ojazos, con tu paciencia. Esperas un tiempo que no pasa. Estas lejos de casa pero esta nueva gente que te ha recibido te hace pasar el frío del invierno con el calor de su presencia. Paciencia.
Claro que sería justo decir que esta es una obra de arte hecha por el australiano Ron Mueck. Mide 5 metros de altura y pesa 500 kg. Antes de llegar al Museo ARoS, se exhibió en Londres y también en Venecia. Estilo híper realista hecho en fibra de vidrio. Lo máximo. Solo el dedo gordo del pié mide 18 cm de alto, 29 cm de ancho y 22 cm de profundidad.
Un retrato de familia:
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