martes, 9 de febrero de 2010

El nido de Mirlo en Carloforte. Italia. Mayo 2008

si haces doble click en las fotos, las puedes ver màs grandes!
Carloforte es una isla pequenita al sur de Sardegna, Italia. Pasè a visitar un amigo, Giancarlo, grande, mitico. Optimo anfitriòn y mejor cocinero. Hicimos unas caminatas maravillosas, comimos de lo mejor, tomamos un mirto exagaradamente bueno. Fuimos a banarnos en playas increìbles (has visto el post "por las playas del planeta"'?, hay una foto de una playa en Carloforte).
Entre las cosas que sucedieron durante esa visita, tuvimos la suerte de tener un nidito de mirlo en el jardin, felizmente en un àrbol bajito. Laica, la perrita de la casa, tambièn se diò cuenta del nido y la mamà mirla se diò cuenta de nuestra existencia, asi que era màs de un obstàculo tratar de tomar las fotos en menos de un segundo, sin que la perrita se apareciera con su cara de "es aqui la fiesta?" o que la mamà mirla regresara al nido a la velocidad del rayo, para controlar que nadie se acerque. Un dìa, me vio caminando hacia el nido y regresò inmediatamente. Fuè un evento hacerse la guardia mutuamente. Ella esperando que me fuera, que me llevara la perrita, que dicho sea de paso jamàs me obedecerìa por que ya habia dejado claro que yo era visita y ella era la engreìda del dueno de casa... ajà, mundo animal le dicen. Yo esperaba.... que se fuera ràpido, que los pichones ya deberìan tener hambre... el sentimiento de culpa, el nudo en las tripas, lo sentì por pocos minutos... me picaba màs el dedo para tomar "la" foto. Si hubiera sido por encargo de la national geographic, me hubiera demorado menos...

Estas fotos estàn en orden cronològico, desde el primer encuentro en que la mirla està empollando, no se mueve, no se va ni de broma, el ùnico momento en el que se levanta es cuando llegaba el papà mirlo, no con la comidita (que te crees), sino para darle el cambio... querida, arreglate tu solita si quieres comer bien.
Las fotos han sido tomadas con un dìa de distancia entre si desde el 24/05 hasta el 03/06/2008. Al inicio eran tres pichones, no podìan ver asì que apenas sentìan moverse las ramas estiraban el cuello y abrìan el pico: fenomenal, quizàs en una vida anterior fueron foto modelos.
Con el pasar de los dìas, uno de los tres se volviò màs lento, màs inepto, màs en desacuerdo con las leyes fundamentales de la supervivencia al aire libre... y parece que entre los otros dos decidieron desalojarlo. Quizàs fuè en el momento oportuno, por que a partir de entonces, en el nido que primero parecìa una piscina olimpica, se convierte en un mini departamento de soltero y en dos se està estrechos. Hora de aprender a volar.


© 2008 Gabriela Cobo. Uso bajo permiso explicito.

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